viernes, 8 de abril de 2016

DESPIERTA...DESPIERTA. VÍSTETE DE PODER (Sequía - Parte 2)


El profeta Hageo nos cuenta cómo Dios reprende la infidelidad de su pueblo y le envía maldición y castigo por medio de la sequía, las langostas y pestilencias, para que despierten y se arrepientan de sus malos caminos y se vuelvan a Él.
¿Y para qué más?
¡Dios quería Bendecirlos y darles su Paz!
Dios no hace acepción de personas. Este castigo alcanza a todos por igual, ricos y pobres, tampoco hace distinción de clases sociales. Dios llama al arrepentimiento a todos por igual.
Pestilencias: Peste, mal olor. Enfermedades infecciosas y contagiosas que se transmiten al hombre, ya sea por animales domésticos, insectos, agua, aire, etc.

Pero veamos qué nos cuenta Jeremías, cap. 14, porque Dios también le habló a él por motivo de la sequía que le envió a su pueblo por la misma causa.
Duelo: Era costumbre de los Hebreos hacer una gran exhibición de duelo para expresar su dolor por la muerte de un ser querido, o una calamidad pública o privada, golpeaban el pecho, se cubrían la cabeza, ayunaban, echaban polvo o cenizas sobre sus cabezas, descuidaban su cabello, llevaban vestidos de colores apagados, rasgaban sus vestiduras, etc.
¡Qué tremenda descripción de la sequía realiza Jeremías!
Logra que el lector participe de la cruda realidad que describe en su relato.

Sequía. Luto en el pueblo.
Las puertas de la ciudad donde compraban y vendían se despoblaron. ¡No más comercio!
Se sentaron tristes en tierra. Subió su clamor a Dios.
¿Y porqué clamaron a Dios, enlutados, tristes y hambrientos?
¡Por la sequía! La terrible sequía.
Y continúa Jeremías:
Los nobles enviaron a sus criados por agua a las lagunas y no hallaron agua. Volvieron con sus vasijas vacías. Los nobles se avergonzaron, se confundieron, cubrieron sus cabezas.
Los poderosos ahora eran igual que el pueblo. Eran uno más del pueblo.
¿De qué les servía la distinción social? Ricos, pobres, esclavos, siervos… morirían sin agua. La sequía, una de las caras de la muerte, atrapaba a todos por igual.
La tierra se resquebrajó por falta de lluvia. Los labradores se confundieron. Cubrieron sus cabezas.
Personas, animales, plantas, todos gimiendo por falta de agua, por la terrible sequía.
Las ciervas parían en los campos y dejaban la cría, por falta de hierba. Los asnos monteses iban a las alturas, aspiraban el viento para olfatear si venía lluvia. Sus ojos se ofuscaron porque no había hierba.
Luego, Jeremías oró a Dios. Se humilló ante su Presencia, reconoció su Poder, su Soberanía. Le declara que Él es para el Pueblo: su Esperanza y su Guardador.
Invoca su Nombre y su Presencia entre ellos. Confiesa los pecados de todos incluidos los suyos. Reconoce que sus pecados lo llevaron a una sequía espiritual y material.
Y como quien va ante un Juez a pedir un Recurso de Amparo, Jeremías le pide a Dios su Amparo para todo su Pueblo.


Pero Dios fue duro al responderle. No le dio la misma respuesta que al Profeta Hageo.
No ruegues por este Pueblo para bien. Yo no oiré su clamor… Los consumiré con espada, hambre y pestilencia.
¡No! ¡Más sequía aún! Sequía. Hambre. Pestes. Guerras.
Pero Jeremías no se dio por vencido e Intentó justificar al Pueblo delante de Dios.
¡Los Profetas los engañan! Les dicen que vivirán en Paz y Prosperidad enviadas de parte de Ti.
¿Notas alguna semejanza con la realidad?
Yo no mandé Profetas ni les hablé por medio de ellos. ¿Qué profetizan estos hombres? Visión mentirosa, vanidad y engaño de sus corazones, le profetizan. ¡Espada y hambre consumirán al pueblo y a los Profetas!
Luego le dio su mensaje a Jeremías para el Pueblo:
Que derramen lágrimas de día y de noche sin cesar, porque viene quebrantamiento y una plaga muy dolorosa. En el campo: muertos a espada. En la ciudad: enfermos ¡de hambre!
¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué Dios?!
Porque tanto los Profetas como los Sacerdotes anduvieron VAGANDO en la tierra y NO ENTENDIERON.


Vagar: Andar de una parte a otra sin detenerse en ninguna y sin destino fijo, sin encontrar lo que buscan.

¿Qué andaban buscando mientras vagaban por ahí los Profetas y Sacerdotes del Pueblo? ¿No eran ellos que debían guiar al Pueblo en el temor de Dios? ¿No debían transmitirles sólo la Palabra de Dios? ¿Cómo que los Profetas y Sacerdotes no entendían la Palabra de Dios?
Jesús dijo de los líderes religiosos:
Son ciegos guías de ciegos… ambos caerán en el hoyo. (Mateo 15: 14.)
Jeremías nuevamente confiesa pecados de todos y confiesa también la iniquidad de los padres de cada uno de ellos: Porque contra Ti hemos pecado, haciéndose parte de ellos. Luego le ruega que por Amor de su Nombre no los desheche ni deshonre su Glorioso Trono, que recuerde el Pacto con ellos y no lo invalide. Le declara su Grandeza Divina y que ningún ídolo de las naciones puede hacer llover, que Él es el Dios de este Pueblo y que todos esperan en Él, pues Él es el Creador.
Pero Dios no le contestó como a Hageo: Si confiesan sus pecados y se arrepienten los Bendeciré y les daré mi Paz.
¡No! Dios no le contestó así a Jeremías. Severamente le dijo:
CONVIÉRTANSE ELLOS A TI Y TÚ NO TE CONVIERTAS A ELLOS.

*     *     *     *     *

Despierta. Despierta. Vístete de Poder. Vístete tu ropa hermosa. Sacúdete del polvo (del pecado). Suelta tus ataduras. Canten alabanzas y alégrense, apártense del mal e iré delante de ustedes. (Isaías 52)

Hermano/a: No seamos como este Pueblo que vagaba por la tierra sin entendimiento de la Palabra de Dios. Tenemos Identidad, conocemos a la Verdad que es Jesús, que somos Salvos por Gracia y cuál es su Santa Voluntad para nuestras vidas por la Biblia, la Palabra de Dios. Demos a conocer el mensaje Kerygmático del Señor Jesús, nuestro Salvador y Señor, el Rey de Reyes y Señor de Señores. Él es nuestra Esperanza, nuestro Guardador. ¡Pidamos YA su pronto Amparo!
Comencemos a clamar, a suplicar, a interceder ante Dios en el Nombre de Jesús, reconociendo su Sabiduría y Poder. Confesemos pecados, humillémonos. (2° Crónicas 7:14). Oremos, busquemos su Rostro y Él oirá nuestras oraciones, nos perdonará y SANARÁ la tierra.
Oremos para que Dios DESPIERTE el espíritu de la Iglesia, para que cumpla la Misión que le ha sido encomendada, de dar a conocer la multiforme Sabiduría de Dios en los lugares celestiales y dé a conocer las Buenas Nuevas del Señor Jesús a cada persona, predicando un mensaje del Amor de Dios revelado en Jesucristo.
Oremos para que Dios despierte el espíritu de los líderes cristianos y conduzcan a la Iglesia en el Temor de Dios, Obediencia a su Palabra, Santidad y Amor. Que se sometan al Señor Jesús como Cabeza de la Iglesia y que el Señor Jesús y la Biblia ocupen el Primer Lugar en la Iglesia y en cada Cristiano.
Te ruego, oh, Dios, ¡no más sequía!
Te ruego que derrames lluvia de Bendiciones sobre tu Pueblo…¡y en mi vida!
¡No hay Dios como Tú!
Derrama Sanidad sobre tu Pueblo, para que sea tierra fértil donde corra el Espíritu Santo como Ríos de Agua Viva y dé Fruto y Fruto en abundancia para Ti, Señor.


Derrama sobre nosotros el Espíritu Santo como en estos Hermanos, que aún estando perseguidos, sin temor a lo que el hombre les pueda hacer, se arrepienten y buscan tu Rostro.
Dios; Despierta tu Iglesia. Despierta a cada Cristiano, para que se sacuda del polvo del pecado, y suelte sus ataduras. Se vista de Poder y se ponga su Ropa Hermosa. Cante alabanzas y se alegre. Se aparte del mal, para que Tú vayas delante de ellos.







(Elena Sanfilippo Ceraso
     viernes 04/03/2016)

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